Araneta: "Para mí transexual y transgénero son dos palabras construidas de manera errónea"
- Ana Camps
- 12 abr 2021
- 13 Min. de lectura
Araneta afirma que las palabras transexual y transgénero están construidas de manera errónea, ya que ser una persona con experiencia de transexualidad no tiene nada que ver con hormonarse u operarse, sino de que durante una gran parte de su vida a estas personas no se les ha contemplado como quien eran porque estaban basándose en la imagen externa que ofrecían.
Aitzole Araneta, (Guipúzcoa, 1982), es sexóloga, técnica de igualdad, activista trans, feminista y miembro del partido político Podemos, siendo consejera estatal del mismo. Araneta además de ser actualmente portavoz de Elkarrekin (Unidad) Podemos en el Ayuntamiento de San Sebastián, también es un icono de lucha de las mujeres con experiencia trans.

P: Para ti, ¿que significan las palabras transexual y transgénero?
R: Para mí las palabras transgénero y transexual son palabras que las necesitamos para explicar ciertas cosas, pero que si en un futuro hemos realizado un trabajo de pedagogía necesario socialmente puede que no se vayan a necesitar. Y para mí, esas dos palabras que existan o no existan de manera diferenciada responde más a una necesidad de los demás de clasificar basándose en si alguien toma una hormonación, medicación, se hace intervenciones quirúrgicas en los genitales o no se los hace. Pero es una diferenciación un poco artificial, así que espero que con un poco de suerte sean palabras que desaparezcan con el paso del tiempo.
En principio lo de trans significa cambio, es decir que se mueve, pero en realidad la sexualidad se mueve siempre, porque por ejemplo: mi sexualidad no es la misma que cuando tenía diez años, ni tampoco la de hace cinco. Lo que se asume por transexual es que antes alguien era una mujer y ahora es un hombre o viceversa, y para mí esa idea no es correcta porque lo que nos vienen a decir las biografías de la gente con experiencia de transexualidad es que siempre hemos sido quienes hemos dicho ser. Nunca hemos sido otra cosa y en realidad es el resto del mundo el que necesita de esa palabra para explicar como sus ojos antes estaban viendo a un chico y ahora están viendo a una chica o viceversa.
Las palabras «sexual» y «sexualidad» fueron concebidas no como los genitales o como las prácticas que haces con ellas, sino como esa dimensión sexual que tenemos todo el mundo. Por tanto creo que «transexual» es una palabra que cuando no necesitemos explicar que pueda haber niños con vulva y niñas con pene, que no son la mayoria, ni la inmensa mayoría, pero que existen, pues ya no hará falta.
Y la de transgenerismo surge un poco en contrapartida, porque si la transexualidad se ha asociado a las hormonas, las operaciones y yo lo que estoy diciendo es que lo que llamamos como experiencia trans no tiene nada que ver con eso sino con personas a las que no se ha visto como quienes ya son, quien no cae en esa categoría que tenemos establecida dentro del imaginario social se tiene que inventar otra palabra, porque no se ve recogida en esa palabra que la gente està manejando por la calle erróneamente.
“El feminismo siempre ha denunciado que ser mujer no se reduce a tener unos genitales o la capacidad de procrear y ahora hay feministas que dicen que ser mujer se basa en eso.”
P: De ese modo, ¿dices que la palabra transgénero ha salido como una respuesta a la palabra transexualidad?
R: Bueno, como respuesta a la concepción biomédica de la palabra transexual sí. Luego evidentemente también de toda la conceptualización sobre temas de género, pero originalmente ha sido como respuesta a una conceptualización así más médica o biomédica o una reducción de la biomedicina sobre lo que es la transexualidad, de cuerpos equivocados, de hormonas y de operaciones. Entonces como hay gente que se queda fuera de esa definición, pues han tenido que crear otra palabra, sí.
Pero para mí son dos palabras que están construidas, sobre todo la de transgénero, de manera un poco errónea, ya que esto no tiene nada que ver con hormonarte u operarte o no hacerlo, porque no radica ahí el asunto de la experiencia trans vamos, para nada, no va de eso. De lo que va es de un grupo de personas que durante una parte de su vida no se la ha contemplado como quien era, sino de una determinada manera basándose en la imagen externa que ofrecia: y eso es lo que diferencia a la gente con experiencia trans de otra gente porque al resto del mundo siempre se les ha visto como son, y a la gente trans no. Y en relación con eso, claro que está la opción de la hormonación y la operación, pero también està la opción de no hormonarte ni operarte, y cada vez hay más gente que no lo hace, por tanto no va de hormonas ni operaciones, sino de ser quien ya eres y que el resto no te haya contemplado como de ese sexo que ya eres, sino de otro que nunca has sido.
P: ¿Piensas que es suficientemente ambiciosa la Ley Trans?
R: Sí creo que podría ser más ambiciosa en el sentido de que hay cosas que a mí, terminológicamente, como sexóloga y técnica de igualdad, me parece que se quedan cortas o que chirrían. Luego sí creo que tiene cosas muy buenas como por ejemplo: el hecho de disociar el cambio, es decir que el cambio de nombre y la mención de sexo no estén unidas; o una cosa que propuse yo directamente en las reuniones de trabajo, que es que la mención de sexo en el DNI pueda ser opcional.
La medida de mención de sexo opcional en el DNI está recogida y me parece un avance, pero no solo un avance para las personas con experiencia de transexualidad, sino que es un avance para todo el mundo, porque habrá gente que dirá: “¿por qué el estado se debe apoderar de mi mención de sexo legal?” o ¿por qué no aparecen otras cosas como el estado civil o la raza? O sea, es un elemento que pertenece a mi privacidad, intimidad o a mi aspecto más relacional. Y luego, sin embargo hay otra gente con experiencia trans que le puede venir muy bien esa letrita, para enseñarla y decir: “No, tú me dices que soy un hombre, pero yo soy una mujer”. Claro, entonces hay todo tipo de casuísticas, pero me parece que esas dos cosas están muy bien. Y hay otras que sin embargo, tienen mucho margen de mejora, por ejemplo a la hora de describir con palabras cuáles son esas experiencias trans.
P: ¿Por qué crees que el PSOE se ha desmarcado del borrador de la Ley Trans?
R: Aquí hay varias cosas. La primera es la representatividad de las políticas de igualdad a nivel estatal porque el ministerio de igualdad no es del PSOE, sino que está gestionado por Podemos, pero bueno a mí me parece que eso es lo más obvio pero no lo fundamental.
Hay otra historia que tiene que ver con el cuestionamiento de la ley integral, heredando discursos de EUA. Allí en los años 80 incluso hubo literatura en contra de las mujeres con experiencia de transexualidad, como podría ser el Imperio Transexual, una obra que iba a atacar a estas mujeres con experiencia trans diciendo que no eran mujeres, sino que eran hombres que en realidad se ríen del cuerpo de las mujeres, imitando los estereotipos más recalcitrantes y que querían infiltrarse en el movimiento feminista. Luego estos discursos fueron trasladados a Reino Unido, y ahora es un fenómeno que estamos viendo aquí. Hay académicas y feministas institucionales muy relevantes que heredan esos discursos y los hacen propios, y eso es lo que ha ocurrido también aquí en el Estado Español. No solo es el PSOE, sino que hay feministas académicas e institucionales, de cierta clase social y poder para difundir ideas como pueden ser Amelia Varcárcel, Laura Freixas...
Y entonces esto para mí es lo verdaderamente interesante de la cuestión porque veo como hace cuatro años cuando salió el famoso autobús naranja del Hazte Oír: “los niños tienen pene, las niñas vulva, que no te engañen” hubo esa reacción absolutamente unánime de rechazo. Y sin embargo ahora cuatro años más tarde nos encontramos con un retroceso.
P: Hay gente que excluye a las mujeres con experiencia trans del movimiento feminista, ¿qué opinas al respecto?
R: En el Estado Español esta cuestión estaba resuelta en el año 93 en las jornadas feministas de Madrid, donde invitaron a mujeres con experiencia trans, como Kim Pérez, y en esas jornadas no se debatió sobre si las mujeres con experiencia trans podían estar en el movimiento feminista o no, sino que se resolvió que ya estaban y que siempre habían estado en primera línea. Y es que lo que se decía y se subrayaba una y otra vez es que no era algo nuevo, sino que ya estaban en el movimiento feminista defendiendo el derecho al aborto, defendiendo razones que no les interpelan directamente, pero las estaban defendiendo.
Y es más, defendían una cosa muy básica: no reducir el ser mujer a unos genitales o únicamente a la capacidad de procrear porque nos colocamos en un escenario como el que denunciaba Simone de Beauvoir en el segundo sexo. Ella no hablaba de segundo género, sino del segundo sexo, de ese sexo que somos. Precisamente ella decía como al nacer con determinados genitales se construye toda una historia que dice como tiene que ser esa mujer y aquí sucede lo mismo, el reduccionismo de lo que es ser mujer solo, única y exclusivamente a lo mismo. Yo no niego que un gran porcentaje de la gente que tenga vulva, útero y ovarios sea mujer, es algo evidenciable, pero sí que hay que decir que no es el 100%.
El feminismo siempre ha denunciado que ser mujer no se basa en tener vulva o tener la capacidad gestante y ahora de repente hay algunas feministas que dicen que ser mujer se basa en eso. Creo que esa premisa hace retrotraernos a tiempos bastante pasados y a reflexiones que parecían ya superadas la verdad...
“Mi recomendación a una familia con estos casos es que de la forma que sepan escuchen y que si necesitan ayuda que se pongan en contacto porque para eso estamos los profesionales.”
P: Como sexòloga, ¿cómo recomiendas que debe afrontar una persona en situación de transexualidad su cambio? ¿Y la gente de su alrededor?
R: En realidad esto pasa de una manera muy natural, los niños ya te dicen quien son cuando empiezan a hablar. No es una situación diferente que le ocurra a esos niños o niñas en situación de transexualidad con respecto a las niñas y niñas que no tienen una situación de transexualidad (también expresan quienes son) sino que lo que ha ocurrido es que hasta hace bien poco no ha habido familias que les dijeran que no pasa nada, que está bien. Lo que ha habido es: “No, tú no eres un niño porque tienes vulva” o “No, tú no eres niña porque tienes pene” entonces claro, ahí empieza la negación, pero es una negación que los padres tampoco la hacen porque si o porque quieran hacer sufrir, sino que toda la vida lo que hemos recibido es que los niños tienen pene y las niñas vulva. Y hay una gran mayoría que es así, pero no es todo el mundo.
Conozco a muchísimas familias que por todos los medios en lugar de reconocer a su hijo o hija decía: “Pues que sea un niño femenino o una niña masculina”. De esto se dan cuenta las propias familias y dicen: “No, si yo a mi hijo le decía que no pasaba nada y que realmente era una niña, pero que se podía cortar el pelo o vestirse de manera masculina” pero estos niños dicen: “No, es que me parece bien que me digas todo eso, pero yo quiero que te refieras a mí como el niño que soy”.
Por tanto esto es muy diferenciable porque por supuesto que hay niños femeninos y niñas masculinas, pero esta realidad es otra y diferente a esa. Ni mejor ni peor, solo distinta. Y por primera vez hay familias que después de lo que llevamos de historia de negación están escuchando, acogiendo y aceptando a esos niños y niñas. Entonces cuando eso se hace con la preocupación y los quebraderos de cabeza natural y de una forma aceptadora de cultivo lo que vemos es que estas criaturas se les quitan muchísimos problemas que tienen, como de autoestima, de que no hablan, que no se relacionan, de tener muchos dolores de tripa para ir al cole... y desaparece, porque están siendo contemplados y se relacionan por quienes son.
Así que mi recomendación a una familia que tenga estos casos es que de la forma en que sepan escuchen y que si necesitan información que se pongan en contacto porque para eso estamos los profesionales. Nosotros les podemos ayudar, pero sobre todo es un ejercicio de escucha y que cuanto antes se hace pues menos cuesta cambiar el chip. Cambiar el chip en el sentido que no es lo mismo que lo cambies cuando tu hijo te lo diga cuando tiene dos o tres años que cuando tiene veinte o treinta porque ahí ya tiene toda una mochila donde se le ha visto de la manera que no es y es más difícil para la propia persona y para su entorno.
P: ¿Has tenido algún problema con algunos padres en el momento de aceptación?
R: Sí, pero es verdad que la gente que toca a tu puerta ya son familias que están un poco con la alarma puesta y se están preocupando por ello, e incluso son familias que después de mirar para otro lado ya se encuentran en la incapacidad de seguir negándolo.
En realidad a mí, las familias y niños que me preocupan son los que no vienen a tocar mi puerta, es decir, hay familias que desde el primer momento lo han encauzado, pero son una minoría... y hay otras familias que frente al hecho de que su hijo le esté diciendo que no es niño sino niña, pues optan por la negación. Esas familias no están tocando a la puerta de ningún profesional sino que están mirando hacia otro lado y el problema se va agravando cuanto más tiempo pasa. Es muy difícil construir tu vida y seguir adelante en medio de la negación constante de lo más básico: quién eres.

P: Ahora hay más concienciación sobre la transexualidad, pero en los años 80 / 90 no. ¿Cómo afrontó tu cambio tu familia y amigos dentro de una sociedad que no estaba tan concienciada?
R: En esa época no se hablaba nada, y solo estaban los “maricones” y los “travestidos”. Yo de los años 90 tengo un recuerdo bastante difuso, salvo en contadas ocasiones, pero hay cosas que no te acuerdas, porque cuando tienes uno, dos o tres años la mayoría de cosas no las recuerdas. Algunas cosas sí recuerdo, como que decía que yo era una niña, pero me respondían que no porque tenía ‘pito’ y luego cuando lo repetía no me decían nada de nada. Sí que recuerdo que frente a tanto: “Las niñas tienen ‘potota’ y los niños tienen ‘pito’ y por eso no puedes ser una niña” entonces empecé a cambiar incluso la forma en la que hablaba y decía: “Si yo tengo esto, pero lo que quiero lo tiene una niña, entonces no soy una nina, pero quiero ser una” y claro, tú no quieres ser nada, ya lo eres, pero si las niñas tienen vulva y tú no, entonces asumes que no lo eres. Entonces llegas a la conclusión de que vale, no lo eres pero quieres serlo, si bien en aquel momento no podían asumir que alguien quisiera serlo porque no existía en el marco social la posibilidad de ser así.
Yo hoy en día no diría que quería ser una niña, sino que era una niña, es decir que siempre he sido una chica... pero sí que es verdad que como está la norma no escrita de que los niños tienen pene y las niñas tienen vulva pues entonces sientes que no encajas ahí y tienes que incluso modificar tu lenguaje para adaptarte y encontrar un hueco en esto de las reglas no escritas. Por tanto claro, yo empecé a decir que quería ser una niña y tampoco me escuchaban.
Luego ya posteriormente cuando ya estaba claro, pues sí que hablando con mi madre me decía que cuando yo decía esas cosas no sabía ni que contestar y me llegó a admitir que lo de los homosexuales como que le encajaba, pero que fuera mujer con experiencia trans no lo podía ni imaginar porque les explotaba la cabeza. Ella muchas veces quería imaginar que yo sería un chico gay, pero en el fondo siempre supo que era una niña y me decía: “Deseaba que cuando fueras mayor fueras un hombre homosexual, no una mujer con una experiencia de transexualidad”. Y fíjate, para desear algo que el resto del mundo no quiere en esa época (porque la homosexualidad estaba muy mal vista) imagina el panorama...
P: Supongo que sería complicado durante esos tiempos, mucho más de lo que es ahora. Por mucho que actualmente también existen casos en el que a las familias les cuesta asimilarlo.
R: Hay un proceso interno de las familias que sí deben de asimilar. Hay muchas familias que pasan un duelo y que incluso dicen que han perdido al hijo que tuvieron para darle paso a la hija que siempre han tenido, y esto te lo cuentan. Las familias hacen duelos y lutos por una persona que realmente no ha fallecido.
Todas estas cosas dudo que al final se solucionen si no es con pedagogía o con referentes. Yo creo que gran parte de la historia de que la gente no entienda como funciona esto se solucionaría en el momento en que conocieran a una persona que tiene esa situación trans, porque ahí se disipan un montón de miedos y mitos bastante infundados que no se corresponden con la realidad.
“Esto no debería de dejar de ser una anécdota de alguien perteneciente a tiempos pasados, cuando más amplifiquemos sus mensajes peor será.”
P: Hace dos meses en la asamblea de Madrid un diputado de Vox, Mariano Calabuig, estuvo refieriéndose todo el rato a la diputada del PSOE, Carla Antonelli, como ‘señor’. ¿Tú en estas situaciones qué sientes?
R: Siento que es normal que se genere esa noticia, pero es que nos lo han dicho toda la vida. Llega una edad que te da igual, ya que te lo han dicho ya muchas veces y al final es como que deja de afectar, porque si no te deja de afectar no podrías haber sobrevivido.
Entiendo que se genere la noticia, pero creo que es más una estrategia de Vox, porque en realidad nos lo han dicho siempre. Así que es dar más importancia de la que tiene, porque Carla Antonelli no es un ‘señor’ y ya está. Por tanto esto no debería de dejar de ser una anécdota de alguien perteneciente a tiempos pasados, es decir, que cuando más amplifiquemos sus mensajes pues peor será, de modo que tampoco le doy demasiada importancia.
P: Entonces si tuvieras que definir en una palabra lo que sentiste fue indiferencia.
R: Sí. La indiferencia también es una estrategia para minimizar el eco de la gente ignorante, entonces creo que sí se debe de ser indiferente en estas cosas: que te dicen señor pues muy bien. A mí eso no me llama nada la atención. Es más ahora que tengo un cargo público a mí me han dicho cosas bastante feas y como que me da un poco igual porque yo ya sé que no soy eso, y ya está. Ellos igual quieren que monte un espectáculo, pero no lo monto desde la conciencia de que montar un espectáculo va a favor de ellos. Absoluta indiferencia.
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